¡Apóstol san Juan!
Tú fuiste escogido para estar cerca de Jesús, y él quiso que fueras testigo privilegiado de acontecimientos salvíficos. Gozaste de su compañía y predilección en la tierra y ahora contemplas gozoso la hermosura de su rostro glorioso.
Por eso nosotros nos dirigimos a ti, como intercesor, para que en estos momentos difíciles en los que nos encontramos vuelvas a apoyar tu cabeza en el costado del Divino Maestro y le ruegues que se apiade de nosotros. Que nos aumente la fe para encontrar un apoyo firme ante tanta incertidumbre; que fortalezca la esperanza de los que han sufrido el azote de esta pandemia en su propia carne o en la de sus familiares; que acreciente la caridad en el personal sanitario para que continúen desviviéndose en favor de los hermanos; y que haga entrar en esta tierra nueva de la que nos hablas en el Apocalipsis a los que han muerto víctimas de este virus.
Tú que acogiste a María en tu casa dile que vuelva a nosotros sus ojos misericordiosos e interceda ante su Hijo para que aparte de nosotros todo mal.